En el campo de la traumatología, el Plasma Rico en Plaquetas (PRP) se ha convertido en una alternativa cada vez más utilizada para tratar lesiones musculares, tendinosas y articulares. Se trata de una terapia segura, mínimamente invasiva y basada en un recurso completamente natural: la sangre del propio paciente.
¿En qué consiste el tratamiento?
El PRP se obtiene a partir de una muestra de sangre del paciente. Luego de un proceso de centrifugación, se separa y concentra una fracción rica en plaquetas, que es luego inyectada en la zona afectada.
¿Por qué es efectivo? Porque las plaquetas liberan factores de crecimiento que estimulan la regeneración de los tejidos, promueven la reparación celular y reducen la inflamación, lo que se traduce en menos dolor y una mejor recuperación funcional.
¿Qué tipo de lesiones pueden tratarse con PRP?
El PRP puede aplicarse en una variedad de patologías frecuentes, especialmente en pacientes con lesiones crónicas o que buscan acelerar su recuperación:
- Lesiones musculares (roturas fibrilares, desgarros, tendinopatías).
- Lesiones articulares (artrosis de rodilla, cadera, hombro, tobillo, mano).
- Lesiones deportivas (esguinces, lesiones meniscales, roturas ligamentosas).
- Tendinitis crónicas (epicondilitis, tendinitis del tríceps, bursitis del codo).
¿Es un tratamiento seguro?
Sí. Al provenir de la propia sangre del paciente, el PRP presenta un muy bajo riesgo de rechazo, alergias o efectos adversos. Además, su aplicación se realiza en consultorio bajo estrictas condiciones de esterilidad y supervisión médica.
Cada vez vemos mejores resultados con el uso de PRP en lesiones articulares y tendinosas. Es una herramienta que nos permite acelerar los tiempos de recuperación y mejorar la calidad de vida del paciente, sin recurrir a tratamientos invasivos. La respuesta clínica suele ser muy buena, especialmente cuando se indica en el momento adecuado.
Cuando aparece un dolor persistente, hinchazón o molestia articular que no mejora con el paso de los días, lo ideal es no esperar. Consultar a tiempo nos permite evaluar el origen del problema y definir el tratamiento adecuado, evitando que la lesión avance o se vuelva crónica. En muchos casos, terapias como el PRP pueden marcar la diferencia si se indican en el momento justo.
